miércoles, 22 de diciembre de 2010
EL DELANTERO
EL DELANTERO Y SUS DIVERSAS FORMAS DE RELACIONARSE CON EL JUEGO
Son una raza aparte, su linaje les diferencia del resto de protagonistas. Su cercanía respecto al gol, el culmen del juego y el detalle que moviliza para bien o para mal las mentes de dirigentes, aficionados y demás protagonistas de este deporte, les hace ser unas veces dioses, otras vulgares bellacos. Se reparten los contratos más jugosos y son juzgados, fundamentalmente, por el número de veces que son capaces de perforar las redes rivales. Lamentablemente casi nunca se tienen en consideración otras aportaciones, a veces más importantes que el gol.
Emergen con características heterogéneas, de todos los colores, aunque en este caso vamos a hablarles de varios de los mejores, precisamente para tomar conciencia de lo variopinto de sus perfiles.
Los hay, como Huntelaar (Real Madrid), Bendtner (Arsenal), Nicola Zigic (Valencia C. F.), o Alberto Gilardino (Fiorentina), para quienes el juego empieza cuando hay posibilidades de remate. El tiempo restante se convierten en espectadores de excepción. Aunque en este paquete podríamos ubicar a “Pipo” Inzaghi (Milán A. C.), el jugador de Piacenza destaca también por su capacidad de trabajo, el compromiso cuando su equipo no gestiona el balón.
Otros parecen un faro referencial que ilumina la creación de acciones de ataque, al que todos buscan a través de envíos en profundidad, preferentemente aéreos, que obvian a los centrocampistas, ya que éstos se convierten en futuros receptores de las disputas, prolongaciones o desvíos de los primeros. En este listado se encuentran Luca Toni (Bayern Munich), Kanouté (Sevilla F. C.) o Drogba (Chelsea F. C.), epicentro de la organización del juego de sus equipos, capaces de generar alrededor de sus espacios de intervención perspectivas interesantes cara al marco contrario para centrocampistas con sentido de la verticalidad. Son los más deseados para los amantes del llamado “juego directo”.
Son una raza aparte, su linaje les diferencia del resto de protagonistas. Su cercanía respecto al gol, el culmen del juego y el detalle que moviliza para bien o para mal las mentes de dirigentes, aficionados y demás protagonistas de este deporte, les hace ser unas veces dioses, otras vulgares bellacos. Se reparten los contratos más jugosos y son juzgados, fundamentalmente, por el número de veces que son capaces de perforar las redes rivales. Lamentablemente casi nunca se tienen en consideración otras aportaciones, a veces más importantes que el gol.
Emergen con características heterogéneas, de todos los colores, aunque en este caso vamos a hablarles de varios de los mejores, precisamente para tomar conciencia de lo variopinto de sus perfiles.
Los hay, como Huntelaar (Real Madrid), Bendtner (Arsenal), Nicola Zigic (Valencia C. F.), o Alberto Gilardino (Fiorentina), para quienes el juego empieza cuando hay posibilidades de remate. El tiempo restante se convierten en espectadores de excepción. Aunque en este paquete podríamos ubicar a “Pipo” Inzaghi (Milán A. C.), el jugador de Piacenza destaca también por su capacidad de trabajo, el compromiso cuando su equipo no gestiona el balón.
Otros parecen un faro referencial que ilumina la creación de acciones de ataque, al que todos buscan a través de envíos en profundidad, preferentemente aéreos, que obvian a los centrocampistas, ya que éstos se convierten en futuros receptores de las disputas, prolongaciones o desvíos de los primeros. En este listado se encuentran Luca Toni (Bayern Munich), Kanouté (Sevilla F. C.) o Drogba (Chelsea F. C.), epicentro de la organización del juego de sus equipos, capaces de generar alrededor de sus espacios de intervención perspectivas interesantes cara al marco contrario para centrocampistas con sentido de la verticalidad. Son los más deseados para los amantes del llamado “juego directo”.
LA SOLEDAD DEL ENTRENADOR
Han pasado ya unos cuantos días desde la ultima derrota de mi equipo y mi mente no ha parado de buscar los por ques de esta situación.Como ya dijera el mismo Luis Aragonés, lo peor de ser entrenador de futbol es la angustia que sientes tras la derrota, y que razón tiene....ciertamente son momentos duros en los que la culpabilidad, la rabia, el disgusto o la impotencia hacen que las palabras de animo,el aliento de los tuyos se pierdan en el hondo foso de tu soledad, la soledad del entrenador.Cuando el partido ha terminado y tu equipo ha perdido no solo sientes las anteriores sensaciones sino que te das cuenta de que estas solo,nadie puede entender lo que sientes, salvo otros compañeros que hayan estado en tu lugar,es una experiencia para vivirla y no para contarla, aunque no os la deseo.Podemos pensar que los jugadores pueden sentir lo mismo pero ellos forman un grupo afin, en el que pueden encontrar el consuelo yel apoyo los unos en los otros frente a una derrota.Cuando el equipo pierde, el entrenador, debe de estar ahí, dando animos, consuelo y apoyo a los jugadores, pero y al entrenador quien lo anima?es un ser humano como cualquier otro, no es un superhombre. Hasta cierto punto es normal que el entrenador este rodeado de cierta soledad hay decisiones que solo el puede tomar, hay dudas que solo el puede resolver hay problemas que solo el puede solucionar, solo el entrenador puede asumir estas cuestiones aunque hay "ciertas personas" que aprovechan estas situaciones para entrometerse y entrar en un terreno que no les corresponde.Soledad también significa independencia; malo cuando un entrenador se en cuentra continuamente rodeado de "amigos", ésos que les gusta presumir y se vanaglorian cuando van con el entrenador a tomar algo, los mismos que quieren saber la alineación antes que los jugadores y tratan de influir en el entrenador ó "comerle el coco" para que juegue Manolito ó Menganito. Normalmente este tipo de "admiradores" dejarán al entrenador en la estacada cuando las cosas vayan mal y se quedará "más sólo que la una" por eso mejor andar en solitario ó al menos protegerse y no dejar acercarse demasiado a ciertos "curiosos y pintorescos" seres que pululan alrededor del mundo del balón.Cuando las cosas marchan bien, la gente te rodea, se pega a ti como una "lapa", Parece que ya no estás tan sólo, pero todo esto es completamente "ficticio", porque muy pocos se acercan y están a tu lado por apreciar el valor rea.lAl final, sacas como conclusión que, a pesar de toda la "parafernalia" que en un momento determinado te puede rodear, sigues estando sólo, ya que como entrenador se ven los triunfos ó se deben ver, desde una prespectiva completamente diferente a la de la gente y "amigos", para los que todo el "monte es orégano" y enseguida "lanzan las campanas al vuelo", haciendo todo lo contrario cuando se pierde y dramatizando en exceso las situaciones que a veces alcanzan niveles de tragedia cuando las cosas se desorbitan hasta límites insospechados.En todo esto se puede observar que no existe término medio, no hay ecuanimidad ni lógica, sigues estando sólo en cuanto a tu pensamiento ya que no entienden las cosas como tú. Es igual que "predicar en el desierto", es hablar en castellano y los demás en japonés.¿Cómo va a entender la gente lo que significa una derrota?, sólo ven lo superficial, lo que salta a la vista, es decir, el resultado. No ven nunca lo que hay detrás, el trabajo, el esfuerzo que se ha realizado en el partido y que por los motivos que sea, no ha dado el éxito apetecido.Existe una realidad más íntima, más ritual; la del entrenador a solas con su pensamiento, con su idea del equipo, con su manera personal de actuar, con su derecho a tomar decisiones, en pensar alineaciones y, en general, en su particular concepción de todo lo que le rodea, de como llevar la plantilla de jugadores que tiene en sus manos, y es que, todo esto que digo, no está sujeto a normas, ni escritos de ningún tipo, porque una cosa es la teoría, que también tiene sus puntos de aplicación, pero algo bastante diferente es la práctica; la que el entrenador realiza día a día teniendo a la SOLEDAD COMO FIEL COMPAÑERA.Ahora ya sabeis un poquito más lo que siento dentro de mí y os aseguro que es lo que sienten muchos de mis compis de banquillos, la soledad del entrenador existe y la sufrimos mas de lo que muchos pensais......
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