Por Pedro Gómez (pedrogomez7@hotmail.com)
Como muchos de vosotros, estos días he disfrutado como un niño con el Mundial de Balonmano en el que felizmente nuestra selección se ha proclamado campeona.
Absorto en el apartado emocional que me provocaba el mismo y lejos de lograr comprender la lógica de este deporte y sus tan distintas interacciones, sí es cierto que intenté descubrir conceptos o comportamientos que tuviesen una extrapolación o aplicabilidad en nuestro tan querido, y por unos días “eclipsado”, fútbol.
Mi perspectiva futbolística, consciente de lo difícil de extraer comportamientos colectivos transferibles entre dos lógicas deportivas tan distintas, se centró en extraer algunos de aquellos principios fundamentales que todo juego colectivo debería de presentar, y….. Eureka!!, no tardó mucho en percibir la regularidad e importancia de una conducta a priori sencilla y dada por hecha, comúnmente olvidada por su abrumadora sencillez.
La fijación, arte de acercarme o atraer al rival para facilitar la labor del receptor, entra en escena. Percibida y ejecutada a la perfección en el Balonmano, y por supuesto, en el Baloncesto, ¡Es una maravilla procedimental!, se trata de fijar para dar el balón, y si no atraigo, no la doy….de lo contrario, estaré muerto.
Intentaré explicarme mejor….
Todos conocemos los tres principios básicos en ataque: Conservar, progresar y finalizar.
Esquematizando mucho el proceso y reduciéndolo a una complejidad minimizada, progresar lo podemos hacer de tres formas:
1) Conduciendo y regateando.
2) Superando líneas de manera colectiva asociándonos colectivamente.
3) Buscando espacios libres con lanzamientos en largo.
¿Correcto? Sigamos…
Descartando la opción 3 por ser la única que no da pie al referido concepto de fijación, nos centraremos en las dos primeras: Conducir y superar líneas.
Para superar líneas, debemos generar incertidumbre en el rival a la par que dificultamos su recuperación del balón, o bien con nuestros movimientos colectivos de ofrecimiento, o con nuestras acciones facilitadoras para nuestros compañeros.
Si como decía Oscar Cano, los mejores jugadores regalan tiempo y espacio a sus compañeros, la fijación sería aquella acción facilitadora que los mejores, llámense Iniesta, Ozil, Isco, Beñat etc…dominan a la perfección.
Fijar es limitar la acción del jugador rival, es dificultar su inmediata respuesta a nuestro comportamiento, en este caso “un pase”.
Si no fijo a mi rival, le estaré permitiendo reaccionar e intervenir, de modo que mi compañero recibirá con menos tiempo, con menos espacio, y su actuación será más complicada.
Si por el contrario le fijo, le empequeñeceré, le mermaré, y mi compañero contará con un obstáculo menos (al menos temporalmente) en su futura actuación.
Como se puede observar, antes de fijar, necesitamos conducir. Conducir para atraer o conducir para acercarme, en cualquier caso, debo de ocupar el espacio de acción de mi rival, para entonces, cuando él crea tenerlo todo hecho, yo poder renunciar inmediatamente a mi protagonismo y por el bien colectivo, facilitar la acción de mi compañero.
Así de sencillo, así de útil, así de poco entrenado, así de tan mal potenciado…. Y mientras, nosotros erre que erre, ¿por qué seguimos obsesionados con jugar a dos toques?, ¿Por qué seguimos prohibiendo las conducciones en nuestros entrenamientos?, ¿Somos conscientes que puede que estemos limitando principios tácticos tan importantes?….
¿cuándo miraremos con otros ojos nuestras actuaciones diarias?.Gracias Balonmano!
Un abrazo Hispanos!!!
