martes, 25 de marzo de 2014

FILOSOFÍA GUARDIOLISTA

"Siempre he pensado que todos los chicos se hicieron futbolistas por el contacto con el balón. Tenemos el deber de nunca olvidar esto. Cuando jugaba en el barrio, yo quería el balón y luego atacar, y cuando me lo robaban, me molestaba. En esto sí soy muy egoísta, el balón lo quiero para mí, y si el contrario lo tiene, no le espero, se lo voy a quitar, que sepa que se lo voy a quitar, que voy a por él. Mis equipos son un reflejo. El balón lo quiero para mí, no espero que me lo entreguen, no espero el error, quiero provocar el error e ir a buscarles. Como entrenador, yo vivo más tranquilo cuando juego en el campo contrario que cuando lo hago en mi campo. Cuando estoy más cerca de mi portería tengo más miedo que cuando me acerco a la contraria”.
“Sino puedo intervenir en defensa, tengo que colocarme para atacar; y si no puedo intervenir en ataque, debo colocarme para defender. La situación de defensa empieza antes de la perdida del balón, estaría formada por todos aquellos movimientos que realizan los jugadores que no intervienen directamente en el momento ofensivo para preparar la situación de defensa” Juanma Lillo

COMPORTAMIENTO TRAS PERDIDA DE BALON

Ante una pérdida, para saber cómo nos vamos a comportar es necesario conocer el entorno en el que se ásta produce. Como no hay dos entornos iguales, tampoco hay dos comportamientos idénticos. Por ello, la influencia contextual es tan importante en este juego. Porque nuestro modo de hacer está condicionado por el ambiente en el que hacemos.
Según qué futbolistas jueguen, reaccionaremos de una forma u otra ante la pérdida. Según qué jugadores tengamos, la fase ofensiva se desarrollará de una forma u otra. Por tanto podrán perder el balón de un modo u otro y entonces reaccionar ante ese estímulo en función de cómo se dio. Y según qué jugadores actúen se podrá presionar de una forma u otra, o presionar o no. Y la influencia de los rivales, también es fundamental, ya que también son jugadores y tienen influencia en el desarrollo del juego. No sólo tener en cuenta lo que nosotros somos, sino también lo que es el rival para poder sacar más ventaja. No se podrá actuar igual ante la pérdida el Real Madrid y el Chelsea, mientras que tampoco podrán actuar igual si juegan contra el F. C. Barcelona o contra el Manchester United. No podrán actuar igual ante la pérdida, ni igual ante cualquier otra situación del juego. El quiénes tiene una influencia brutal, y por eso en el fútbol no hay dos situaciones iguales, aunque sí parecidas. Porque los sujetos y sus circunstancias nunca coinciden
Quien obvie la importancia del jugador, que es el que toma las decisiones, en el juego, es necio. Como también quien obvie la del entrenador, capaz de identificar los mejores entornos para sus jugadores para que jueguen del modo que más se acerca a lo que son. Los jugadores son los más importantes, pero con la figura del entrenador son más. ¿Por qué recriminar la vanidad del entrenador por realizar su trabajo, cuando lo que hace es trabajar para sus jugadores, que son los que más influencia tienen en este deporte?
La zona de la pérdida será una de las claves que determinarán nuestro comportamiento. El carril en el que se produzca la pérdida y la altura de ésta. No es lo mismo perder cerca del área rival que cerca de la nuestra. Entonces, ¿nos comportaremos igual? Obviamente no. Como tampoco es lo mismo perder dentro que perder fuera.

lunes, 17 de marzo de 2014

Oscar Cano, entrenador y escritor

OSCAR CANO.

LUIS ARAGONÉS: EL HOMBRE QUE AGRANDÓ LA REALIDAD.

luis aragones2Foto: Alejandro Ruesga
“Usted y yo sabemos que la pelota corre más que ellos. Y que la tocamos mejor que ellos”. “Aquí manda usted”. Así trataba de convencer Luis Aragonés a Xavi Hernández de que era el momento de canjear el modelo que asfixió anteriormente a jugadores excepcionales como los componentes de la “quinta del buitre”, o que desplazó a Guardiola como expresión de un juego desde la pelota, para magnificar el discurso del sudor y las lágrimas.
No jugaban los mejores, sino los que se parecían más a los fornidos futbolistas de otras selecciones. No entendíamos que los demás ganaban por buenos y no por grandes.
Con el de Hortaleza, el cuero volvió a rodar entre las botas de los que mejor saben hacerlo circular, desenmascarando la implementada y absurda idea de que el equilibrio es más factible desde las diferencias que desde las semejanzas. Supimos que el balón puede estar no dividido cuando las capacidades de los que se relacionan son análogas.
Empezaron a hacerse vitales aquellos procedimientos tácticos que difícilmente pueden proceder de una pizarra puesto que los decretan los que no se dejan comparar con viciadas flechas, disciplinados triángulos o manipulados circulitos.
Desde ese social sentimiento de libertad, que aúna a los que juegan fomentando la autonomía más útil de a quienes van pasando la pelota, la selección del 2008 hizo el mejor fútbol que se recuerda en los últimos cuarenta o cincuenta años.
Nacía ante nuestros ojos algo que costaba creer debido a las creencias heredadas. Se fracturaban todas las certidumbres recibidas por nosotros en los distintos cursos que nos titulaban como entrenadores. Nuestras convicciones sufrían un duro revés, algo emergía para ampliar la realidad.
El impacto fue tal, que el valor de los centrocampistas denominados “defensivos” decreció significativamente en pos de la búsqueda casi enfermiza de “Iniestas”, “Xavis” o “Silvas”.
Luis le devolvía el juego a los que mejor lo juegan, que es sinónimo de devolvérselo a la gente que se agolpa en los asientos de cualquier graderío.
Dejó que se significaran, que gritaran en silencio quienes únicamente persiguen que se escuche el balón. Los defensores descubrieron que podían ser los primeros atacantes,mientras que los atacantes, por el nivel de circulación de pelota exhibido, pudiesen ser los primeros defensores. Germinaba un fútbol redondo, donde ataque y defensa se fundían en una unidad no dada a fraccionarse.
Posibilitó un juego que hizo trizas a los que instauraron la necesidad de ver necesarios a los que decían que el ideal futbolístico nacía de la maximización de lo condicional.
Todo aquello que se aposentaba en esa extraña realidad llamada “preparación física”, quedó hecho añicos, arrollado curiosamente por piernas delgadas, cuerpos minúsculos y reducidos desplazamientos.
Y todo ello ganando, para que no se les acabe olvidando a los grandes resultadistas, que relacionan este tipo juego como un proceso de perdedores.
Jamás sabremos lo que pasó por la cabeza del “zapatones” para que acabaran juntas sobre el terreno de juego tantas neuronas de valor incalculable, pero si que pasará a la historia del fútbol esa maravillosa forma de alcanzar la victoria.
Gracias Luis.

OSCAR CANO.

ARDA TURAN. EL ELEMENTO VERTEBRADOR.

ardaturan-A.gutierrezFoto: A. Gutiérrez
La revolución que representa el fútbol del Atlético de Madrid no está bañada únicamente en sudor y obediencia marcial al grito del “Cholo”.
Optimizar semejante cantidad de esfuerzo, prosperar como organización compitiendo hasta transgredir los límites de cada cual, requiere de reflexión. Se necesitan jugadores que le pongan la métrica a dicha doctrina. Toda obra conceptual exitosa se elabora con talento.
Las distintas combinaciones entre los movimientos de unos y otros, que pueden proyectarse en el campo de juego, deben proporcionarse para que la eficacia recubra dicho proceso.
El conjunto de la ribera del Manzanares cuenta entre sus filas con un centrocampista turcoque representa una oda al intelecto. Sin él sobre el rectángulo de juego, los de Simeone pierden gran parte de sus recursos puesto que las capacidades de los alineados se reducen sin la intervención de quien las estimula. En su ausencia, se llega con pocos, se defiende muy atrás y Thibaut Courtois se exhibe con demasiada frecuencia.
A pesar de su excepcional calidad, sabe que cada expresión personal se debe al equipo puesto que es el equipo quien le permite del mismo modo comportarse de manera tan magistral.
Cuando él agarra la pelota todo se agrega, las distintas cualidades se concilian y conspiran para la expansión de la red rojiblanca en campo rival. Se desliza como si estuviese utilizando patines para hacer que todo encaje.
Utiliza los ritmos convenientes para que cada impulso personal quede preparado para convivir con el de los demás.
Con él, los desmarques en primera oleada de Costa o Villa se convierten en definitivos, así como también es capaz de juntar las oleadas restantes y proponer otro tipo de apariciones en los espacios de finalización. La prioritaria fórmula para alcanzar el gol, consistente en verticalizar las acciones, deja de ser exclusiva. El pase horizontal forma parte del modelo de construcción de situaciones de ataque, porque curiosamente permite ser eficazmente profundos. Ya no son únicamente los primeros en llegar los que representan el peligro. Hay una sucesiva amenaza de los que aparecen un momento después.
Su cadencia argumenta la función de los Juanfran y Filipe Luis, pues les indica a qué altura deben jugar y cómo deben contribuir a la conclusión de las jugadas de ataque. Acerca al área a los centrocampistas y favorece que en caso de pérdida se pueda defender lejos del área propia.
En síntesis, Arda no es sino la esencia de la gigantesca consistencia que transmite su equipo.

miércoles, 26 de febrero de 2014

FUNDAMENTOS DEFENSIVOS

Principios Tácticos Básicos. (I)
Primera de una serie de entregas, con fundamentos teóricos y ejercicios prácticos.
 Son simples, son básicos, son el “abc”de la táctica moderna, son sencillos, y aparentemente de perogrullo, pero lean estimados lectores y comprobaran como aunque básicos no siempre se cumplen, en la élite:
Demorar el ataque del contrario: cuando tu equipo pierde el balón para dar tiempo a que el conjunto se reagrupe y se ordene. Parece fácil, pero quizá no lo sea tanto cuando se valora mucho esta capacidad en jugadores como Busquets, Alonso, en general presentes en todas las alineaciones.
Coberturas y ayudas en general: Siempre que se posible acudir a apoyar a un compañero bien porque puede ser superado por un rival hábil o bien porqué se encuentra en inferioridad numéricas. Muy típico de los centrales cuando basculan a una banda a apoyar a los laterales o de estos cuando cierran el lado contrario por donde ataca el rival, asunto este que habitualmente olvida por ejemplo el madridista Marcelo.
Mantener el equilibrio defensivo: no volcar todos los defensores alrededor del balón, ya que un cambio de sentido de este puede cogernos descolocados, para ello usaremos lo que se ha dado en llamar vigilancias defensivas. El Barcelona saca mucho provecho de los espacios generados al lado contrario de donde comienza el ataque.
Presionar al jugador atacante: No permitir que pase con tranquilidad, que no piense para elegir la mejor opción, limitarle las posibilidades de conducción, apoyo, desplazamiento del balón. Fundamental en defensas adelantadas que suelen sufrir la displicencia de algunos mediocampistas que no presionan adecuadamente.
Autocontrol: no perder la perspectiva del balón y del oponente, normalmente te hacen efectuar movimientos perjudiciales por ejemplo habilitar a un contrario que estaba en fuera de juego, por el impulso de retroceder.
Ejercicio Defensivo Genérico

Primer ejercicio defensivo genérico:
-         Jugadas defensivas: Temporizar, presionar, recuperar
-         Medio campo.
-         10 jugadores en cada medio campo, un portero en cada porteria.
-         Cada medio campo es un escenario independiente.
-         Durante 2 minutos 4 atacante contra 1 defensa en medio campo, cada vez que hacen gol han de volver a medio campo para iniciar nueva acción de ataque. Se contabilizan los goles.
-         Siguen dos minutos contra 2 defensas, 2 minutos contra tres defensas y 2 y minutos contra 4 defensas. Se contabilizan el número de goles.
-         Se puede añadir dificultad premiando los goles como dobles en el ataque contra 4, además los defensas en esta fase tiene premio por cada 2 balones recuperados (restar un gol etc).

¿POR QUÉ SE JUEGA COMO SE ENTRENA?

Entreno  así, entonces  así juego, así quiero entrenar, así quiero jugar, para que mis futbolistas y mi equipo se diviertan, cada día más, para que lo sigan haciendo también el día del partido.
Se juega como se entrena. Alcanzar el objetivo. Modelo de juego, modelo de club. Sí pienso juego mejor. Juegos combinados con juegos analíticos. Jugar y divertirse
Jugamos así porque entrenamos así.
El niño futbolista es una realidad basada en acciones que intenta practicando. Esta práctica la realiza a través del entrenamiento, donde se forma como deportista. En esta formación los entrenadores aplicamos diferentes habilidades sobre las cuales organizamos nuestro método de entrenamiento para lograr mejores jugadores de fútbol.
La metodología del entrenamiento de futbol, durante años, ha estado basada en que a la competición se llegaba preparando al futbolista de una manera fraccionada en sus aspectos físicos, técnicos, tácticos, con sesiones alejadas del juego real. Aceptamos, desde hace algún tiempo, que un entrenamiento de fútbol, en gran medida, debe consistir en el desarrollo del juego en sí. Por esta razón, los educadores optamos por ofrecer una amplia colección de ejercicios que se parezcan a la competición y, al mismo tiempo, nos esforzamos en aplicarlos de forma autónoma. Si entreno así, así jugaré.
Se juega como se entrena
Hemos escuchado una y otra vez desde la infancia, “se juega como se entrena”, refiriéndose a la relación directa entre competición y entrenamiento. Se ha de practicar mucho y bien, para que el trabajo realizado durante la semana se vea reflejado durante la competición, porque todo esfuerzo tiene su recompensa y en el fútbol más.
Si jugamos como entrenamos, nos referimos también a una actitud, aunque no sea tampoco una realidad absoluta en todos los aspectos. Si se entrena al 100%, se jugará todavía mejor, principalmente por dos razones: física y psicológica. La preparación del entrenamiento nos llevará a una posibilidad de esfuerzo mayor en la competición y la motivación, ante un partido, será superior que la del entrenamiento y ésta nos puede llevar a un nivel de rendimiento más elevado.
La actitud con la que nos enfrentamos a la tarea marcará nuestro futuro, si trabajamos con niveles bajos de trabajo, cuando lleguemos a la competición, no superaremos ese porcentaje. Otra de las cuestiones básicas para que un equipo opere con un rendimiento superior a la media, es  el que el entrenador conozca a nivel personal y técnico a cada uno de sus componentes.Conocer a nuestros alumnos, hace que podamos aprovechar mejor sus habilidades. Cada jugador tiene una posición donde se encuentra mejor y puede rendir más, y tendremos que negociarla, entre el entrenador y jugador, la que consideremos más adecuada.
Alcanzar el objetivo
Entrenamos aproximadamente 4, 5 o 6 horas a la semana, para jugar hora y media de partido. O hacemos bien ese trabajo, o si lo hacemos mal, estaremos acostumbrando a nuestro cuerpo y a nuestra mente a un ritmo de juego negativo, que se trasladará a la competición.
En el entrenamiento no es recomendable practicar demasiados objetivos a la vez, es mejor ir paso a paso, y según se asimilen las cosas ir avanzando. Los equipos deben estar organizados según el nivel de sus componentes. La preparación del grupo estará basada según actúen en entrenamientos y en partidos. Dedicarle tiempo a conocer el juego, estudiarlo y, sobre todo, entrenarlo es vital para conseguir el objetivo marcado. Este objetivo es claro, entrenar jugando, basar el entrenamiento en un juego competitivo, acorde a las características de jugadores y equipo, donde los niños potencien de una manera conjunta todas sus capacidades.
En primer lugar, hay que alcanzar un estado de equilibrio entre la dificultad de la tarea a realizar y la habilidad de la persona que la realiza. Si la tarea es demasiado fácil o demasiado difícil, jamás podremos alcanzar nuestro propósito. Puede resultar extremadamente positivo para conseguir nuestras metas deportivas, disfrutaremos, evolucionaremos y mejoraremos el rendimiento del niño cada vez más.
Modelo de juego, modelo de club
En cualquier equipo el interés por el trabajo debe ser común para avanzar, debemos aprender de la importancia del entrenamiento y de la metodología del mismo, del modelo, es decir, cómo queremos jugar. Debemos tener en mente la idea de divertirnos defendiendo y con sentido colectivo atacando, gracias a la constancia y sacrificio a la hora de entrenar. Porque hay jugadores que sí, son muy buenos, pero no entrenan, o al menos no al nivel o las horas que se les presupone. Entreno por el bien del equipo, del grupo, de mí mismo. Si yo mejoro, también mejora mi equipo y por lo tanto su juego.
Un equipo es lo que trabaja, lo que entrena. Independientemente de esto, hay que preguntarse: ¿Tenemos equipo para jugar al estilo que proponemos? ¿Creemos que jugando así, con estos jugadores, vamos a sacar los mejores resultados? De eso se trata, de sacar el mejor resultado del niño, de formarlo y orientarlo hacia lo que es mejor para él y para el equipo. Sobre esto tiene mucho que ver el modelo que haya dentro del club.
Cada equipo, en función del tipo de juego planificado por el club, si lo hubiera, debe atender “su realidad”, desarrollar una metodología de entrenamiento adaptada a su grupo, trasladando a cada tarea de entrenamiento las características del juego general planteado, logrando así la mejor y más fiel transferencia de equipo a equipo. En las sesiones de entrenamiento los máximos protagonistas serán el balón, los jugadores y los juegos de competición, perfeccionando los principios que nuestro modelo requiere. La trasferencia de jugadores de unos equipos a otros, de unas etapas a otras, será menos sufrida.
Si pienso, juego mejor
Nos hemos preguntado alguna vez ¿quiénes son los jugadores que deciden los partidos? ¿Quiénes son los mejores? ¿Los mejores técnica o tácticamente? Casi siempre, los que piensan. El buen jugador es el que toma las decisiones más rápido.
La velocidad en el juego cada día es mayor. Los jugadores de primer nivel no corren más o más rápido, deciden antes la jugada a realizar. Los grandes jugadores hacen las cosas pensando rápido, porque tenemos poco tiempo para ello. Esto también se puede entrenar.
En un partido de fútbol muy pocas veces se repite una misma situación, lo que implica que tengo que estar preparado para responder a múltiples posibilidades que se me van a plantear. El entrenador no debe limitarse a dar órdenes a sus jugadores, debe enseñarles a pensar durante las sesiones de entrenamiento, el día del partido o en el mismo descanso. Si no lo hace, puede caer en el error de convertirse en un ordenador que se encarga de preparar maquinas, en vez de niños. Los jugadores que no crean, no inventa o no sueñan con esa jugada difícil de realizar, independientemente de la capacidad que tengan, no serán mejores futbolistas.
El jugador del F. C. Barcelona, Sergio Busquets, no suele dar, casi nunca, el pase definitivo de gol, pero no pierde ni un solo balón en todo el partido, se equivoca poco porque piensa rápido y bien, es considerado el jugador clave del equipo por muchos entrenadores. El fútbol está lleno de errores, los partidos se deciden por ellos y el jugador que menos balones pierde, menos pases falla, puede convertirse en el más determinante del partido.
Juegos combinados con juegos analíticos
No hay metodología de entrenamiento mágica para formar buenos futbolistas. Esta, con el paso del tiempo, ha cambiado radicalmente. Pasamos de métodos totalmente analíticos, donde los entrenamientos eran repeticiones constantes de movimientos con balón, a métodos cada vez más globales e integrados, es decir, el jugador aprende jugando, en situaciones más reducidas, pero con adversarios y compañeros.
Nuestra propuesta es la de enseñar con situaciones de amplia superioridad numérica, facilitar la tarea al atacante o al defensor, según objetivo, hasta llegar a las acciones de igualdad de número, en cada jugada. Las sesiones, en las etapas formativas de los más pequeños, requerirán situaciones analíticas, para la mejora individual del niño,dondeaprenderá lo básico, el pase, la conducción, el control y, sobre todo, el regate. Lo ideal es que esta fase la apliquemos, básicamente, en las primeras etapas de iniciación -benjamín y alevín- y como recordatorio en etapas superiores -infantil y cadete- utilizando estas tareas en periodos de calentamiento, fundamentalmente, o en el inicio de acciones combinadas de las sesiones.
Jugar y divertirnos
En el fútbol no hay límites y el niño no debe ponerse ninguno, sino se estancará y perderá la ilusión, debe seguir las indicaciones y los consejos de su entrenador, buscar referencias de los mejores jugadores, jugadores de los que pueda aprender y crecer, y el entrenador le ayudará en ello. No podremos cambiar el pasado del futbolista, pero si podremos cambiar cómo será en el futuro, modificando sus actuaciones erróneas, si actuamos de manera distinta formaremos futbolistas distintos.
Jugamos según entrenamos, aunque el entrenar bien no significa que siempre juguemos bien, pero sí que tendremos más posibilidades. Jugamos tal como entrenamos, ya que el entrenador sabe a qué quiere jugar y, como tal, así debe plantear el entrenamiento y preparar al equipo para los partidos.
Así entreno, así juego, así quiero entrenar, así quiero jugar, para que mis futbolistas y mi equipo se diviertan, cada día más, para que lo sigan haciendo también el día del partido.
Pedro Meseguer Díez
Técnico Deportivo Superior de Fútbol
Entrenador Nacional

lunes, 24 de febrero de 2014

jugar para ganar o enseñar a competir. Por Trifón Poch

Categoría: OPINION|5 Comentarios »
Seguimos hablando de baloncesto de formación. No hay que malentender las cosas. Una realidad demasiado habitual es ver a equipos de niños dirigidos como si fueran profesionales, con la victoria como objetivo que condiciona tanto la dirección de los partidos como el trabajo diario de los entrenamientos. La otra opción es hacer un enfoque correcto y enseñar a botar, a pasar, a tirar, a entender el juego. En esta segunda línea no se trata de que no nos importa ganar, no ponemos “la otra mejilla”, no practicamos un deporte socializado en el que todos somos iguales. Simplemente, ganar no es la prioridad. En mi opinión, además de todo lo que debemos hacer para formar técnica y tácticamente a nuestros jugadores,enseñar a competir debe ser otro objetivo prioritario. ¿Qué entiendo por enseñar a competir?
Hay que competir con uno mismo. Afán de superación. Tenemos que saber plantear a los niños retos individuales de mejora que provoquen la necesidad de esforzarse para conseguir algo que deseas. Esforzarse física, pero también mentalmente. Recuerda que no hay que dárselo todo hecho. Ellos tienen que poner su procesador y su disco duro a tope para comprender el concepto que estás entrenando y ser capaces por ellos mismos, con tu ayuda, de superar la oposición de su defensa o de aprender a mover los pies correctamente para alcanzar el objetivo que buscan. Tenemos que ayudarles a que ganen confianza, a que mejoren su autoestima. Superar una dificultad por sí mismos tras un esfuerzo físico o de comprensión, conseguir la canasta o recuperar un balón, ver la reacción de los compañeros o recibir el refuerzo positivo del entrenador ayudan más a un jóven que los gritos de toda una vida.
No todos somos iguales. Hay que poner al equipo por encima de las individualidades, pero tampoco es cuestión de irnos al país de los teletubbies. No es una situación real en ningún ámbito de la vida y, por lo tanto, no creo que sea malo que los niños sepan cuál es el nivel de cada uno. Ellos no son tontos: cuando empiezan a jugar con 6 años, en los primeros partidos, sólo se la quieren pasar al que tiene suficiente fuerza para llegar al aro y meter canasta. El entrenador tiene que provocar que los mejores también sean una referencia dentro del grupo. No sólo “el más bueno”, también el que más se esfuerza, el que presta más atención, el que ayuda más a los compañeros. Todos deben tener deseo por mejorar y el entrenador tiene que mantener el mismo nivel de exigencia con todos (no exigir más a los mejores o que hagan lo que les dé la gana). Por supuesto, es fundamental que demostremos que confiamos en todos y que de verdad creemos que todos los jugadores son importantes para el equipo.
Somos un equipo. En el sentido de que somos un grupo que, conociendo sus diferencias, trabaja unido por conseguir unos objetivos. Hay que fomentar la capacidad de asumir los errores de los demás, de aprender a que es necesario colaborar entre varios para alcanzar algo que nos satisfará a todos. Tenemos que transmitir que la aportación de cada uno es básica; si algo falla, todo falla. Es aquí donde podemos dar importancia al detalle, a las pequeñas cosas que te hacen conseguir algo grande. La ejecución correcta de un simple gesto técnico puede ser la diferencia entre que un pase llegue o no a dónde tiene que llegar para conseguir la canasta que te hace ganar o perder. Es tan importante el que la mete como el que la ha pasado, el que ha puesto el bloqueo para librar al tirador o el que robó con su actitud defensiva el balón decisivo.
El respeto es un valor indispensable. El equipo rival o el árbitro no son nuestros enemigos. Llegado el momento de la competición, del partido, no hay que transformarse en “máquinas de matar”. Se trata de mantener claros los objetivos. Uno de ellos es ganar, pero sólo es uno más. Hay que seguir haciendo correcciones constantemente sobre los conceptos que has trabajado durante la semana y hay que marcar tres o cuatro ideas en las que focalizar la atención de los niños en cada partido: tenemos que recuperar 15 balones, dar tres pases antes de tirar, que no nos metan más de 50 puntos, etc. Competimos contra un oponente al que hay que respetar y debemos hacerlo siempre con una actitud deportiva. El árbitro es una ayuda, no un problema. Los niños están más pendientes de nosotros de lo que nos pensamos. Cualquier actitud por nuestra parte se convierte para ellos en un referente: si el entrenador se pasa el partido protestando (que irresponsable pérdida de tiempo) provocamos en los niños una actitud agresiva que proyectarán hacia los otros niños y hacia el árbitro.
Si enseñamos a competir, estaremos también mejorando nuestras posibilidades de ganar partidos, pero lo que es seguro es que conseguiremos por el camino pequeñas victorias individuales, interiores, que son las que de verdad ayudan a la fomación de nuestros pequeños jugadores-personas.
Es mejor compartir!